Recuerdo la primera vez que fui al Estado Capwell.
Tenía 8 años e iba con la camiseta del bombillo... Mis padres no me habían llevado nunca, porque consideraban que yo era muy pequeña para elegir a quien seguir.
Yo lo tenía claro, mi sangre era azul, como el cielo que nos cubre, y la primera vez que fui al estadio, sentí el verdadero significado de esta camiseta. El compromiso que significa cantar los 90 minutos del partido, y yo quería hacerlo
.
No me sabía las barras, yo coreaba según lo que escuchaba, pero cada vez que lo hacía era con sentimiento... Quería ver a mi equipo campeón, eso era todo.
No recuerdo cual fue el resultado, pero lo que sí recuerdo, es que mi amor por el bombillo desde ahí fue imparable.
Lo he seguido año tras año, celebré el campeonato del 2001, con el gol del Cuqui Juarez, celebré con más fuerza el bicampeonato 2002, cuando eramos los menos opcionados, nunca perdí la fe.
Desde esa fecha, el título se nos ha hecho esquivo, llevamos ya diez años sin ser campeones, y duele, no crean que no. Pero yo sigo alentando, porque es mi compromiso como hincha.
El año pasado (2010) perdimos contra Liga de Quito en casa, y solo un verdadero emeleccista sabe cuanto dolió salir del Mítico Capwell con las manos vacías, con lágrimas en los ojos, al ver que otra vez habíamos perdido la oportunidad de ser campeones.
Este año (2011) vuelve a suceder, por errores de dirigencia, errores técnicos y también errores de jugadores, quienes no están preparados para asumir el compromiso que es llevar puesta la camiseta de Emelec.
El ser emeleccista no es cosa fácil, tenemos a nuestro rival de barrio, quien siempre buscará vernos caer, y aún así, nuestro deber y compromiso es seguir alentando.
Emelec no vive de resultados, Emelec vive de sus hinchas, que cada domingo buscan ir al estadio a verlo salir... Donde el único motivo que mueve a la hinchada es seguir cantando con más fuerza, porque aunque no se den los resultados, Emelec siempre será lo más grande.
Hoy más que nunca digo, ORGULLOSA DE TENER LA SANGRE AZUL Y LA BANDA PLOMA EN EL PECHO, este amor no es de cobardes, es de personas que realmente sienten la camiseta y están con su equipo en las buenas y en estas, porque Emelec es una fiesta, una pasión que se vive del corazón y solo los valientes podemos aguantar lo que esto significa.
Y el proximo año volveré a alentarlo otra vez, porque algún día volveremos a ser campeones, lo sé. Y yo quiero estar ahí cuando eso suceda, vistiendo mi camiseta, sabiendo que lo apoyé en las buenas y en las malas.
SER EMELECCISTA NO ES UNA OPCIÓN, ES UN HONOR Y UN PRIVILEGIO, GRACIAS POR PERMITIRME SER PARTE DE ESTA GRAN FAMILIA AZUL, ¡ARRECHO EMELEC!
Tenía 8 años e iba con la camiseta del bombillo... Mis padres no me habían llevado nunca, porque consideraban que yo era muy pequeña para elegir a quien seguir.
Yo lo tenía claro, mi sangre era azul, como el cielo que nos cubre, y la primera vez que fui al estadio, sentí el verdadero significado de esta camiseta. El compromiso que significa cantar los 90 minutos del partido, y yo quería hacerlo
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No me sabía las barras, yo coreaba según lo que escuchaba, pero cada vez que lo hacía era con sentimiento... Quería ver a mi equipo campeón, eso era todo.
No recuerdo cual fue el resultado, pero lo que sí recuerdo, es que mi amor por el bombillo desde ahí fue imparable.
Lo he seguido año tras año, celebré el campeonato del 2001, con el gol del Cuqui Juarez, celebré con más fuerza el bicampeonato 2002, cuando eramos los menos opcionados, nunca perdí la fe.
Desde esa fecha, el título se nos ha hecho esquivo, llevamos ya diez años sin ser campeones, y duele, no crean que no. Pero yo sigo alentando, porque es mi compromiso como hincha.
El año pasado (2010) perdimos contra Liga de Quito en casa, y solo un verdadero emeleccista sabe cuanto dolió salir del Mítico Capwell con las manos vacías, con lágrimas en los ojos, al ver que otra vez habíamos perdido la oportunidad de ser campeones.
Este año (2011) vuelve a suceder, por errores de dirigencia, errores técnicos y también errores de jugadores, quienes no están preparados para asumir el compromiso que es llevar puesta la camiseta de Emelec.
El ser emeleccista no es cosa fácil, tenemos a nuestro rival de barrio, quien siempre buscará vernos caer, y aún así, nuestro deber y compromiso es seguir alentando.
Emelec no vive de resultados, Emelec vive de sus hinchas, que cada domingo buscan ir al estadio a verlo salir... Donde el único motivo que mueve a la hinchada es seguir cantando con más fuerza, porque aunque no se den los resultados, Emelec siempre será lo más grande.
Hoy más que nunca digo, ORGULLOSA DE TENER LA SANGRE AZUL Y LA BANDA PLOMA EN EL PECHO, este amor no es de cobardes, es de personas que realmente sienten la camiseta y están con su equipo en las buenas y en estas, porque Emelec es una fiesta, una pasión que se vive del corazón y solo los valientes podemos aguantar lo que esto significa.
Y el proximo año volveré a alentarlo otra vez, porque algún día volveremos a ser campeones, lo sé. Y yo quiero estar ahí cuando eso suceda, vistiendo mi camiseta, sabiendo que lo apoyé en las buenas y en las malas.
SER EMELECCISTA NO ES UNA OPCIÓN, ES UN HONOR Y UN PRIVILEGIO, GRACIAS POR PERMITIRME SER PARTE DE ESTA GRAN FAMILIA AZUL, ¡ARRECHO EMELEC!
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