Nunca he sido de las personas que se arrepienten por las decisiones que toman, de hecho, siempre he creído que independientemente de las cosas que tú creas, tus acciones siempre tendrán unas consecuencias.
Yo tomé una decisión hace un par de años, decidí que la prioridad era mi trabajo, dejando de lado la universidad, porque el primero me hacía feliz como profesional, mientras que el segundo, a veces, resultaba tedioso. Ustedes fueron testigos de eso, ya ni siquiera me importaba estudiar para mantener mi promedio, simplemente quería pasar todas las materias, lo más rápido posible, para graduarme y continuar trabajando.
Me equivoqué y feo.
Dejé de tomar materias para no pedir permiso en el trabajo, pero, de pronto, todo por lo que luché y por lo que creí se fue al demonio en medio de una lucha de voluntades, dejándome a mí en el aire. Eso fue un golpe para mí... Un golpe de realidad. Me hizo entender que en mi vida no hay nada más importante que yo, nunca lo habrá.
Y sí, es verdad que la universidad a veces es tediosa, necesito estudiar para tener buenas notas y poder avanzar en mi vida. No depende de nadie, solo de mí. Y yo no le estaba prestando atención.
Esto no puede volver a repetirse, me queda clarísimo. Necesito establecer mis prioridades... Lo he analizado y necesito retomar mi rumbo, porque el tiempo pasa y tengo todavía metas que cumplir.
No es que me queje, el trabajo me ha permitido realizar muchas cosas maravillosas para mi edad y mi experiencia, pero no puedo depender de un proyecto que no depende únicamente de mí. No puedo pelear contra las voluntades que no pueden ser cambiadas.
Dicho esto, espero que mi semestre sea un nuevo comienzo. Ya les contaré.
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