Suele suceder que a veces creemos que lograr estabilidad es igual a permanecer en la zona de confort.
Nada más alejado de la realidad. El ser humano es, por naturaleza, ambicioso. Quiere tenerlo todo, quiere lograrlo todo.
Yo quiero lograrlo todo. Quiero comerme el mundo.
Sin embargo, durante algunos años dejé que las limitaciones me detengan. Era fácil estar donde estaba, no necesitaba nada más, no quería nada más. Es así como poco a poco fui liberándome. Salí de mi escondite y lo que me encontré era agradable, pero no me llenaba.
Y decidí ir por nuevos retos, de los que se enterarán muy pronto.
Soy comunicadora, no puedo quedarme con las cosas dentro de mí, tengo que hablarlas, liberarlas, porque soy fanática confesa del feedback. Por ende, debo resolver un par de conflictos éticos en esta semana de vacaciones.
Si algo sale mal, tengo que hacerme responsable. ¿De eso se trata la vida, no?
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